Sigue el silencio de los sabores, revoloteando por el aire con la voz encerrada en tu piel. Vives, como viven las hojas en la gloria de la penumbra y la niebla.

Amo mi sombra en la noche de la ciudad, esbelta extensión de mi cuerpo cada vez más achatado, me hace lánguido , vivo y ágil como un céfiro juguetón que se deleita caprichoso con tu pelo. Allá, a lo lejos, en una altura imposible mi figura dibuja un desaliño finamente pensado en mis tiempos de vanidad. ¿Un aguardiente?, sí, para resistir el frío de tu ausencia sensata.

Amo mi sombra en la noche de la ciudad, amo la tuya, más pequeña, pero más gloriosa a mi lado, tomada de la mano con mi paso lento y encorvado. Amo tu pelo azuzado por la brisa, el vapor de tu aliento elevándose temeroso hacia las estrellas. Allí, en el centro de nuestro universo la estrella que llevará tu nombre celeste y vagabundo.

Cambiaría un beso de tus labios por el delito de acabar con tu vida, ya ves que la mía es un grano de arena, mas la tuya un océano de brisas tibias. Ya ves que mi libertad son tus labios y mi condena tu vida sin materia ni sustancia.

Esta y mil vidas, esta locura que se eleva como fumarola de rocío en la quietud de tu frente bendita.

¿Dónde muere la existencia y nace tu pureza de ninfa desterrada?

Sabores, aromas, texturas imposibles, soles y astros devastados, sueños, caricias y besos, despojos de enormidad, vidas, muertes, miles y mil más, extrañeza y realidad. Frío, destinos y blancuras. Todo eres, eres todo y la nada a la vez, infinitos de sal, fuente vital de néctares atemporales y vertiginosos.

Aquí, princesa de leyendas y gestas enamoradas, dejo las llaves de tu reino llano e interminable. Al Este las viñas de tus labios, sus racimos estelares, sus néctares embriagantes. Al norte un campo de soles cálidos, hijos vertebrales de tu voz almibarada. Al Oeste los manantiales de la pureza, las fuentes del rocío que ha besado tu piel eternizada. Al Sur, tu campo de poesías, el corazón de mi corazón enloquecido y tuyo.

Aquí mi silencio amante. Tuyo.

Cinco y veinte de la madrugada. Así es la inspiración...leo tu mente, sé que lo que sientes.

Felipe.

Selah


De nuevo aquí, sentado con mi cobertor azul que se transforma en uno de cuadritos azules y líneas rojas y...¿"beige"?, sí, puede ser; "beige es una palabra de origen francés que designa un color compuesto de ocre, blanco y siena, a medio camino entre el amarillo y el marrón". Bien, hace frio según yo, aunque a veces no se trata sólo del clima, lo sabes. Selah.

Suena el timbre, no abriré. Si no es para el arrendatario, que pase el que quiera, no me importa. Me fumé el último cigarro, he sido una maldita sanguijuela de los fondos de mi hermano mayor. Ahora, como si fuera poco, mi mal educado organismo me exige, más que cigarros, la inmadura escapatoria de la ebriedad. Mala suerte, si pudiera lo haría, alimentaría esa triste y romántica escena del enamorado perdido en la confusión de un quiebre rápido e inexplicable que destrozó su corazón. Higaion Selah.

Ahora entiendo de dónde vino el error. Versículos 26 y 27 del primer capítulo del Génesis:
"26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.

27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó."

¿No debió preguntarle primero al sabio Abraham señor? ¡O a nuestro sádico resurrector Elías!, por último él nos habría decapitado en tu nombre en el momento en que nos mandamos la primera cagadita, ahí cuando ni siquiera había aumentado la población inicial. ¿Ya ves lo que pasó después?, me tinca que los animales hubiesen vivido en paz y ahora mismo las imágenes del Amazonas que salen en el "Animal Planet" serían una triste representación del Averno.

Ya veo a qué viene mi condena. Existo. Higaion Selah.

Te quiero conmigo, dame una razón. Dios mío ¿por qué me haces sufrir?...¿por cuestionar tus errores? ¡Todo es en un tono positivo!

Una atalaya de fuego, el susurro de la lluvia al morir en su magnífica figura, como un verso que muere anónimo en tu piel. Soldados sin nombre, hijos de la guerrilla que significa el amor. No serán comandantes del pueblo, sino combatientes de mi pecho. Poderosos, la muerte no los asusta, los azuza a lanzarce con el corazón entero allí, donde tantos otros murieron heróicos. Selah.

Versos de epopeya, combatientes anónimos y encomiables, hermanos míos, fuego de fusil y noche, de revolución y eternidad. Higaion Selah.

Saludos al miedo hijo de puta...

A la cautela, acompáme esta vez, ¿sí?

Saludos Francisco, gracias por actualizar. (TARCANOS AL PODER).

Modus Operandis


La vida tiene una sutil forma de actuar. La he visto violentar inmisericorde a cada desdichado que ha caido en la incerteza de abrazarla. Lenta y venenosa, fría y calculadora. Besa, jura, entrega, volviendo sus ojos almendrados y vivos hacia el corazón. Besa, jura, engaña, toca mis labios con besos de néctar, abraza mis sueños con su aroma natural, con sus labios maduros y maternales. Fuego, ventura, pasión y ternura, todo en un segundo y para siempre. Besa, jura, como jura, con el corazón de una ninfa inocente entre sus dedos delgados y estremecedores.

Culpable de creer en ella, de seguir sus aroma inmaterial. Maldita sea la vida, maldita su enfermiza forma de hacerme aferrarme a esa esperanza infantil y tonta de que el amor vendrá un día con sus brazos acogedores a fundirme en su pecho.

Ha muerto, juro que ha muerto.

Antes que la verdad absoluta está la creencia absoluta. Estúpido infantil, la vida no sabe amar, no concibe el amor, por eso quita de mí cada dulce amor que copa mi pecho. ¿Por qué juro mi negación absoluta? Es fácil de entender, ¿no crees? Y es que esta vez la certeza era absoluta. Hoy no olvidaré, ni hoy ni mañana, ni nunca.

Desde hoy seré un...excéptico. Sí, el más acérrimo, el más fundamentalista. ¿Dónde queda la magia ahora?, ¿dónde está el amor ahora? Sí, aquí, inclemente en mi pecho. Intenso y despiadado, azuzando a la ausencia a reirse de mí.

No es tu culpa, es mía...por creer en esta vida cruel y enferma.

Sabes lo que siento.

Sin Cesar...


Una Noche de estas, conversando a susurros antes de dormir.

-Tengo mucho miedo mi amor.
-¿Por qué?
-Porque siempre evito perder el control.
-¿A qué te refieres?
-No dejo que se me escape el corazón, pero ya se me escapó.

Callaste...

-Perdóname.

Silencio, tus dedos se colaron entre los míos, pero seguías callada.

-¿Y es que no debo amarte así?

Silencio, seguías inmóvil a mi lado.

-¿Es que el silencio quiere decir que no lo acepto?
-Es que...

Silencio, busqué tus labios con mis dedos, como queriendo comprobar que estaban inmóviles. ¡Exacto!, rezaban algo, algo que no podía descifrar.

-¿Qué dices?

Silencio.

-Eres tan complicada amor, ¿por qué no dices que me amas?
-¿Y si no te amo?

Esta vez el silencio era mío.

-¿No callarías tú si yo te dijera lo mismo y no me amaras como yo espero?
-No lo sé.

Silencio, mi corazón al borde del llanto.

Te acercaste a mi boca lentamente, yo temblaba de temor, ¿y si tus labios estaban amargos? "Cruel, destino cruel", me decía a mí mismo.

Tus labios blandos golpeaban los míos con vehemencia indómita. Te besé en silencio, aún con el corazón perdido en la confusión. ¡Dulces, tus labios estaban dulces!

-Te amo, te amo más que a mi vida, más que a mi vida y mucho más que eso.
-Te amo-tu pequeña, pero poderosa respuesta-.

Esa noche dormimos abrazados, con los labios unidos en un beso nocturno y mágico. Y la misma noche nos envidiaba y maldecía el destino cruel de no poder amar como nosotros nos amamos.

Mujer


¿Qué buscas en el horizonte?, ¿qué buscas frente al mar de la vida?

Cuidado, se acerca la noche, se acerca la inquisidora ciega con sus manos lánguidas de vejez que no es experiencia. Se acerca su manto ignorante e ignorado. Se acerca sin mirada, con la vida muerta entre sus dedos. Y tú y yo, vívidos entre las paredes del universo, sembrando pétalos en la inexistencia.

Silencio, que si oye nuestros corazones la vida se escapa fuera de aquí, tan sólo bésame, con tus labios colmados de pasiones y descubrimientos, sé libre en mí, bésame sin límites, muerde mi boca una vez más, con más pasión que delicadeza de hada.

¡Oh, Diosa interminable!, ¿qué poeta concibió tu vientre de azucenas y miel? Suave, eres dulce y suave, eterna, eres mía y eterna. No temas a mis sueños, para ellos hay siglos, pero no para decir que te amo. Cada segundo, cada instante de tu piel desterrando mis sentidos hacia el vacío desconcertante.

No temas a mis sueños, para ellos tenemos la vida, mas no para volver hacia la inocencia de ayer, y es que en medio de las más crueles magnitudes siento cerca de mí la imagen omnipresente de tus ojos almendrados. ¿Sientes la brisa que nos baña seductora?, ¿sientes el palpitar de mi pecho que te llama a amar? Silencio, no dejes que mis labios se detengan en tu vientre, no dejes que mis dedos huyan de tu belleza violenta e indomable, no dejes que mi corazón tema a tu gloriosa desnudez, a tu cuerpo a contraluz de la luna.

Eres mi vida, mi vida y caída, todo a la vez, mi existencia y mi huida. Vamos, dejemos este mundo sin luz, huyamos a nuestro reino lejano y solitario.

De la mano, tu y yo, libres en la eternidad, hijos de la trascendencia, de la historia. Y se alzarán las olas como brazos intentando besar tus pies descalzos y las verás pasar, una tras otra, en la infinitud.

¿Qué poeta cantó tu vientre?, ¿qué Dios de Oriente dibujó tu cuerpo desnudo en la matriz de la vida? ¡Que daría por que tu boca descansara en la mía para siempre! No temas mis sueños, mujer pura y entera, no temas a mi alma desterrada de la inocencia, que en la visión de tu cuerpo ondulante ha vuelto la luz al silencio de la muerte.

Mírate con mis ojos y dime si te amas, mírate con mis ojos y dime si darías la vida por ti. Dulce astro lácteo, galaxia ignota, regálame el secreto de tu mágica estampa, de tus labios blandísimos en la penumbra desesperada.

Más allá de mí reina el deseo, el que me hace desfallecer frente a tu cuerpo, frente al templo imposible de los Dioses olvidados.

Susurremos amores que no oiga la noche, que en su alma egoísta no cabe la certeza absoluta de nuestros corazones enloquecidos.


Una hora y nueve minutos después del comienzo del "horario prime" en la televisión chilena, no sé qué tiene de "prime", no sé porqué se le llama así. No tengo conocimientos del inglés, pero me parece que quiere decir algo bueno. Fuera de eso y de la evidente soledad que me golpea con azotes secos y despiadados, debo reconocer que le matiz que hoy tiene mi vida tiene aroma de violeta. Tema superado, no me importa más, un triunfo del amor sobre el capricho y es que tu nombre me haría negar lo que fuera y cuantas veces quieras.

Tengo que tomar cartas en el asunto. Es imposible soportar el hecho de que en el centro de mi mirada exista aún ese atisbo desesperado de encontrar una libertad inexistente. Tópico más que cursi, "mi única libertad es estar atado a ti". No es así. Mi libertad sigue siendo la misma que antes, caminar de valle en valle, de luna en luna, sólo que hoy lo haré contigo. No me atas, me liberas, no me limitas, me desatas.

Aquí llueve. Es extraño, pero busco la oscuridad, el alma de la esencia mía. ¿Sabes?, no puedo. Es que algo has hecho con mi prosa, la has coloreado de matices que no conocía. Mírame, amándote sin miedo ni pesimismo.

Ya no soy el de ayer. Es por ti.

Hoy no temo a nada, hoy soy un héroe por ti.

Un poco menos hoy...un poco más de corazón.

Una Vez Más



Me ha asaltado una verborrea incesante, la que le falta a mi hermano desde hace un tiempo sumada a la que no tuve hasta antes de ti. Soy una comparsa gris en medio de un carnaval, el más notable aún sin luces ni brillos.

Una luciérnaga, que lenidad más grotesca sería tan sólo sentarse y vivirla un segundo de contemplación. Que gloriosas vestiduras, que luminiscencia divina e irrepetible (Mientras tras de mí dos jóvenes se besan con sabor a rutina), se acerca inocente a mis dedos celadores y obsesivos.

Debo dejarte vivir, revoloteando sin rumbo sobre mi frente, libre de tomar tu silencio enamorado y llevarlo fuera de mí, y es que en estas vidas nuestras mi figura no significa más que una tormenta indómita.

Una sonrisa, es ella, la mujer que hace de mi nombre una canción cuando lo pronuncia cada noche antes de que, inmaterial, me cuele entre sus sábanas para custodiar celoso sus sueños. Una mirada, es ella, la ninfa de las flores, la dulce impetuosa que desató mis labios una noche de Marzo, entre bendiciones capitales y pecados de sal olvidada. Protégeme de ti, de tu inmensidad angustiante, de la ausencia que siembras en medio de las tenebrosas manos de la penumbra fría y desconsolada, y es que tu extrañamente coincidente lejanía es como una hoja de escarlata y naranja que acaricia mi pecho con expresión perturbadora y desdichada para luego desatar en mí la locura que significan tus besos.

Dulce verdugo, ¿qué ingrediente aliña tu extraño sabor a espiga interminable?, ¿quién parió la estrella que ilumina tu ser impetuoso e indescriptible?

Besa mi frente, márcala con tu nombre para siempre.

Lo que Sea



Me he permitido volver un poco hacia atrás, a mi pesimismo habitual, a mi esencia profunda, esa que ha aflorado tantas veces aquí y que me hace pensar en una vida menos que gris, pero con ese sabor de penumbra que es tan dulce.

Vamos ya, es decir, volvamos ya.

Duele el frío, más que ayer, mucho más que ayer. Dos o tres suspiros revelan hiperrealistas que una bocanada de aire es un segundo menos de vida, un segundo menos antes del final de mis días. Siempre lo he sabido, ¿pero por qué lo ignoro?, ¿por qué continúo ciego hacia ese destino irrevocable? ¿Por los demás? ¡Qué estupidez!, no soy un filántropo por antonomasia, eminente prospecto, una vez más. De esos que confunden, que perturban, que no aseguran ni el cielo ni el infierno, sólo esa exasperante realidad que ni siquiera lo es, que no es más que la conjetura de aquella innombrable mujer que ve la vida con la entereza insular que heredó de su sangre. ¿Y qué hay de mí, de mi cuerpo y mi autodestructiva forma de existir?

Duele ver que no existe futuro ni luz en lo cercano. No quiero esta vida, quiero aquella que escapa desesperada de este entorno corporal y enfermizo. Te quiero aquí, en la cabeza de Arauco, vestida de violeta y con tus ojos de loca expresividad. ¡De nuevo!, esa pataleta infantil.

Estás conmigo, pero el amor no es conformista.

Lo sé, ¡cállate! Y es que en el silencio de mi conciencia renace todo lo que odias de mí. Lo sé, ¡cállate!

De vuelta, ¿me ves? Y me propuse olvidarte mientras escribía.

Es injusto, lo sé, evocar tu alma pura a mi desdichado pesimismo, como queriendo llevarte, egoísta y obsesivo, a hundirte en mí de manera irrevocable y olvidada. Es injusto y me hace sentir inmundo el hecho de evocar tu figura gloriosa en medio de mi adictiva manera de hundirme en el vacío. Silencio, sabes que eres mi vida, mi néctar irrepetible. Pretendo ser la fuerza de tu corazón, pero también caigo, también tropiezo, también me odio, también pienso en acabar con todo.

Es injusto cuando eres tú quien me salva de la soga y el veneno. Esta noche no, no podré bendecirte, porque mis labios están amargos de llanto, porque mis ojos son el reflejo de una luna de sangre.

Duerme, sueña con ese mundo en el que nunca existí, en el que sonreías sin que te lo pidiera y tu corazón estaba colmado de pequeños afectos dulces y libres. Sueña con ese mundo en el que nunca nací, en el que eras una luciérnaga eterna que revoloteaba en la niebla. Hazlo hoy porque mañana volveré, a amarte sin vida y sin corazón, como ama sólo aquel que todo lo ha entregado y que nada espera ya.

Duerme, sé que fui injusto, pero soy frágil a veces, más de lo que imaginas.

No quiero continuar, no quiero seguir pensando en mi vileza y en tu inocencia.

Silencio, no oigas mi corazón triste, mañana volveré con un latir nuevo y tuyo y lo sentirás porque tuyo es mi pecho, y lo vivirás con un sabor nuevo, el que desterró la liberación.

Libertad




Mírame, no tengas miedo de mi aura, es alba para ti, es pura, nueva.

La espera en ti es dulce, como dulce tus labios que no he besado, como dulce es tu piel de aire y manantial. Mírame, no tengas miedo, eres libre ahora, de volar con mis alas, de besar los pétalos voluptuosos de niebla y almíbar. Eres libre de tomar mis manos, de mirarme a los ojos, de vestirte de versos y conquistar la selva y la marea, el universo y la vida.

Aquí estoy, como tu sombra y tu silencio, como quien vigile tu silueta cuando te vayas de aquí. Yo seré quien te espere en la vistosa soledad, en las luces y el destierro, en el amor y las columnas del tiempo.

Mírate como yo te veo ahora, libre, tan libre como el pensamiento, libre, tan libre como el verso nuevo, como la más tenue suavidad.

Mírate en medio del universo, eres sólo tú, viva y poderosa, eres la gloria del final y la magia del alumbramiento.

¿Ves?, ya no basta mi verso, ya no basta el silencio. Tú, en las manos del destino, del destino que dibujó tu mirada y tu aura de nieve inmortal.

Ya todo lo sabes, eres libre, como lo quiera tu corazón.

Mírame a los ojos y vete ya. No olvides que siempre estaré allí, siempre aunque no te guste así.

La vida no le pertenece a nadie más que a ti.


Un beso en tus labios, allí,
donde nace la poderosa muerte,
la gloria del principio y el final.
Tu boca, delirio de las mareas y el sidéreo,
locura del alumbramiento,
del deseo y la ternura,
del sueño más imperecedero.

Volvías temerosa
cuando te vi asolada por el silencio;
¿estás allí
o es sólo tu corazón
que regresa azuzado por el amor sin orgullo,
por el palpitar sin nombre y la certeza nebulosa?

¡Silencio!,
no digas mi nombre,
no me dejes oír tu corazón,
que me golpea la incerteza de tus palabras
y el poder de tus caricias.

(Susurro)
Abrázame amor,
no temas al frío de ausencia,
no temas a la vida,
estoy contigo,
embravecido por el poder de tu esencia vegetal y fresca.

Fruto divino,
enardecido y quieto,
podría el destierro de tu voz
llevarme a beber las mieles de tu ausencia,
podría tu voluntad hacer morir mis versos
sin batallas ni revolución,
pero allí,
en el centro de la nada,
solitaria y desolada
ardería la llama de mi amor
por sobre la quietud del silencio sordo.

Diosa del mar,
de las fuentes inmateriales,
de las lágrimas y la alegría,
búscame,
sin razón ni certeza,
búscame,
sin motivo ni espera,
ámame sin ataduras,
libre,
libre,
extasiada de libertad y desvelo.

Volvías temerosa
cuando te vi asolada por la niebla;
¿qué quieres decirme?,
¿que calla tu boca mas no tu corazón?

La luna se despide de mis ojos,
el viento ha cesado,
el rocío te baña bendito,
bendita tu piel y bendito el rocío,
benditos mis versos que sólo viven para amarte.

Más allá de mí
está tu reino de espigas y pétalos dorados,
tu reino de cristales refulgentes,
de acordes y llantos de viola,
de humo perfumado
y néctares mortales.

Silencio amor,
que la quietud sea el único testigo de nuestro amor,
de nuestras miradas dormidas
en el éxtasis dormido de la contemplación.

Más allá de mí
está tu reino violeta,
tu reino vegetal y vivo,
más allá de mí yacen tus dominios liberados,
tus bosques voluptuosos y húmedos.

Mía, tan mía como la nostalgia, mía, tan mía como el amor.

Te Amo.

Mi Amor:


Naciste de la luna,
amor de las galaxias,
del vientre del silencio,
allí,
donde los canales ebullen en marea y revolución.
Naciste cuando los hielos del apogeo
se alzaban sobre el vientre de mi madre.

Poderosa, dulce e indescriptible,
tu mirada es clara
como la danza de las estrellas crepitantes
que saludaban tu alumbramiento.

"No temas hija, estás conmigo", se oía desde el cielo sin cesar, desde el abismo último, donde descansan las almas de los Dioses.

Almíbar y sépalos,
néctares violáceos y rojos,
púrpuras canciones,
hojas de ciprés y gloria,
así fuiste engendrada
en el vientre de la primera musa del cielo,
en las entrañas del poderoso fuego, del protector interminable.

Vida, sueños y desganos,
sonrisas blancas, lácteas y nerviosas,
¿aún saben amargos tus labios?

Déjame beber,
no me niegues la narcósis de los cielos,
la embriagante esencia de tus labios maduros
como damascos de verano.

Eres tú como la nieve,
pasional, desgarradora,
alba y despojada.
Eres como el aire,
tan suave, tan tenue
como canto de luciérnagas en la nada.

Dame un segundo de tu vida
para contemplarte dormida a media luz,
para abrazarte y quedar sin vida,
sumido en el vaivén de tu pecho quieto
como primavera de pétalos sanguíneos.
Dame la vida para perderla en ti,
en la bohemia desesperada de amarte,
de sentir tu voz tocando mis mejillas,
de sentir tu mirada
golpeando inclemente mi frente vencida.

¿Dónde yace el secreto de tu gloria?,
¿dónde yace el secreto de tu cintura de miel,
de tu piel de estigma y almíbar?

Duerme,
duerme tranquila,
no temas al frío de ausencia,
yo estaré contigo,
hasta que muera mi aliento,
hasta que lo pida tu corazón.
Duerme,
que este mundo es nuestro,
de tu belleza y mi locura,
de tu victoria exacta
y mi derrota inevitable.


Silencio, nos van a oír, van a oír el latir de nuestros corazones.

VIOLENTO GRUPO DE GATOS ASOLAN A JÓVENES EN CONCEPCIÓN


"Los confusos incidentes tuvieron lugar durante la madrugada del 5 de Mayo y la noche del mismo día, cuando un grupo de gatos asolaron una casa ubicada en el sector de plaza Don Bosco en la ciudad de Concepción."

Con miedo y estupor reaccionaron dos jóvenes Coyhaiquinos que se vieron atacados por un grupo de entre 4 y 5 gatos en las inmediaciones de su hogar. Los confusos incidentes tuvieron lugar durante la madrugada del 5 de Mayo y la noche del mismo día, cuando un grupo de gatos asolaron una casa ubicada en el sector de plaza Don Bosco en la ciudad de Concepción. Los enardecidos félidos se mantuvieron haciendo molestos ruidos y maullidos a partir de las 4 y media de la mañana de la jornada en cuestión. La razón fue que uno de los integrantes del grupo de gatos quedó atrapado en el patio trasero del inmueble, lo que azuzó los gritos desesperados del animal, que no permitieron un normal descanso a los moradores. Luego de un infructuoso intento de desalojo por parte de uno de los habitantes de la casa, que se vio diezmado por la presencia de los agresivos felinos, se logró el desalojo del pequeño y furibundo animal de unos 4 o 5 meses de edad.

Grande sería la sorpresa de ambos jóvenes cuando a eso de las 11:30 de la noche del mismo día, se oyeran los gritos del mismo animal, esta vez en el patio delantero del inmueble. La crítica situación de agresividad felina se extendió por extenuante media hora. El pequeño animal se parapetó entre las plantas de la arrendadora del inmueble, haciendo muy dificultoso su desalojo del lugar. Finalmente y ante la desesperada decisión del pequeño mamífero de trepar a un árbol, la tarea fue abandonada producto de la molestia de los vecinos.

No se volvió a saber del pequeño ni de los gatos que lo custodiaban, pero no se descartan futuros ataques.