Redireccionando...espera, más espera..."la discografía está bajando bien, no puedo pausarla". Espera..."¿y si la pauso?", "no, no es necesario, la inspiración no se irá así como así". "¿Tres punto setenta y dos gigabites en siete horas?, esto es una maravilla". Como de costumbre sentado frente al computador cuando la noche cumple tiernas dos horas. Amo la bohemia, es mi ambiente natural, sea la sana o la insana. Dicen que luego de ella aparece la decadencia, pero para mí la decadencia es la sola idea de imaginar mi vida sin su éxtasis de estrellas.

Sueño lejano, pero que está en mis manos. La sola idea de haberle ganado a ese destino vertiginoso e inevitable que persigue a los de mi especie me ha llevado a la convicción de que la utopía dejó de ser una opción. ¿Exceso de confianza?, puede ser, no será la primera vez, tampoco la última.

Tengo la sucia impresión de que esa vieja botella vacía de tequila intenta seducirme, esperaré la angustia que se aparejan estos momentos. Malta con huevo, que bien me vendría, la receta perfecta:

Ingredientes:

-Un litro de malta.
-Dos huevos.
-Cinco cucharadas de azúcar.

Preparación:

En una licuadora agregue los huevos, el azúcar y la malta, ésta debe ser agregada lentamente, ya que al contacto con el azúcar reacciona formando abundante espuma. Licúe los ingredientes por 30 segundos. Notará que la mayor parte de la mezcla es espuma, por lo que se recomienda dejarla en el refrigerador mientras ésta baje.


El tiempo no se detendría más, evocaría ese dulce pasado mientras el mundo gira rápidamente. Me gusta pensar que esas flores violetas siguen poblando el basto campo que precede al árbol de nuestro encuentro.

Música, intensamente destrozada por su inalienable propiedad de cambiar los estados de ánimo. Me pregunto si leerás lo que escribo, si aún te interesa saber lo que pienso, lo que expreso, lo que grita mi corazón en este momento de soledad absoluta.

¿A un bar a llorar las penas?, tal vez mañana, hoy no queda más que buscar en los sueños los instantes que he perdido.