Sigue el silencio de los sabores, revoloteando por el aire con la voz encerrada en tu piel. Vives, como viven las hojas en la gloria de la penumbra y la niebla.

Amo mi sombra en la noche de la ciudad, esbelta extensión de mi cuerpo cada vez más achatado, me hace lánguido , vivo y ágil como un céfiro juguetón que se deleita caprichoso con tu pelo. Allá, a lo lejos, en una altura imposible mi figura dibuja un desaliño finamente pensado en mis tiempos de vanidad. ¿Un aguardiente?, sí, para resistir el frío de tu ausencia sensata.

Amo mi sombra en la noche de la ciudad, amo la tuya, más pequeña, pero más gloriosa a mi lado, tomada de la mano con mi paso lento y encorvado. Amo tu pelo azuzado por la brisa, el vapor de tu aliento elevándose temeroso hacia las estrellas. Allí, en el centro de nuestro universo la estrella que llevará tu nombre celeste y vagabundo.

Cambiaría un beso de tus labios por el delito de acabar con tu vida, ya ves que la mía es un grano de arena, mas la tuya un océano de brisas tibias. Ya ves que mi libertad son tus labios y mi condena tu vida sin materia ni sustancia.

Esta y mil vidas, esta locura que se eleva como fumarola de rocío en la quietud de tu frente bendita.

¿Dónde muere la existencia y nace tu pureza de ninfa desterrada?

Sabores, aromas, texturas imposibles, soles y astros devastados, sueños, caricias y besos, despojos de enormidad, vidas, muertes, miles y mil más, extrañeza y realidad. Frío, destinos y blancuras. Todo eres, eres todo y la nada a la vez, infinitos de sal, fuente vital de néctares atemporales y vertiginosos.

Aquí, princesa de leyendas y gestas enamoradas, dejo las llaves de tu reino llano e interminable. Al Este las viñas de tus labios, sus racimos estelares, sus néctares embriagantes. Al norte un campo de soles cálidos, hijos vertebrales de tu voz almibarada. Al Oeste los manantiales de la pureza, las fuentes del rocío que ha besado tu piel eternizada. Al Sur, tu campo de poesías, el corazón de mi corazón enloquecido y tuyo.

Aquí mi silencio amante. Tuyo.

Cinco y veinte de la madrugada. Así es la inspiración...leo tu mente, sé que lo que sientes.

Felipe.