Divina y perpetua, suave y bendita, como suave es el aire imperceptible de la noche, como bendita la trinidad de tu cuerpo oscilante, el mío y la noche. Dime el secreto de tu inexplicable maravilla, de tu aliento descolgado de mis sueños. Cada bocanada de tu piel se vuelve austera y sencilla sobre mi pecho y quiero beberte como bebería la sedienta noche a la luna llena, recorrer la virtuosa magnitud de tu voz dormida en la incertidumbre de la penumbra nocturna.

Desvelada, trazo tentativo de la locura, caricia y aliento, dicen que no hubo antes en tu corazón latir tan intenso, violencia tal, sentimiento tan magnífico, y yo, y yo soy como el fino sudor que nació de tu piel aquella noche del primer beso.

Dime dónde se esconde la verdad de tu interminable gloria, la razón de tu victorioso destierro del paraíso donde las lenguas de fuego desgajan el silencio y lo avientan sobre los mares moribundos.

Quise morder tus labios, saciar mi sed enamorada en tus caricias impetuosas y vertedoras, sin mediar el destino besé tus labios, temeroso, ¿dónde ocultaste el valor de mi sangre aquella noche?, ¿en mi locura atormentada, en mi corazón que no oía más que imperiosos cantos de amor? Dime dónde nació tu sonrisa y no haré más que amarla como hasta ahora la he amado, dime en qué senda recibió tu cuerpo la razón de su dulura y no haré más que cantarla como sin saberlo lo he hecho, porque tuya es la esencia innata de mi nueva poesía, porque te amo como la brisa que huye antes de la tormenta, como ama tu quietud al silencio que precede al amanecer.

Los céfiros han huido hacia los valles, custodian la leyenda de tu cuerpo desnudo en la vorágine de una noche de tormenta resonante, huyen fuera de la realidad con el secreto de la belleza a cuestas, huyen inmateriales y vivos, destronados del misterio, más allá de las cordilleras como altares de impertérrito vigor, aún luego de las llagas hídricas que hizo yacer la leche derramada de las galaxias por siglos de siglos, por soles de soles, por vidas de vidas. En ella la historia de los viñedos desbaratados que cogieron sus dedos altos sobre el lienzo absoluto de la aparente nada, en ella las gestas de sus piernas firmes y juveniles, en ella el silencio de su vientre ante las hordas enajenadas de la vida, en ella el amanecer de su corazón magnífico y poderoso, en ella el secreto de su desvelo.

Las dríadas del cielo han guardado en ánforas de plata y azur la esencia de su llanto, de sus tristezas y de la soledad que besaba las llagas del sinsabor. Las dríadas, violentas guardianas de las uvas y sus sumos embriagantes, han ocultado cada lágrima de su ayer, han macerado los frutos, uno tras otro y uno tras otro en diferentes vasijas y la hicieron beber mientras dormía. Así, sabores y néctares, sumos y elixires danzaron en sus labios pequeños y blandos como los mismos frutos maduros que sirvieron su unción, así la dulzura se untó eternamente sobre sus labios.

Angelito Te Amo...
Muerto, feliz cumpleaños, Te Amo muchísimo, la tía Angelito también te envía saludos =)