Sin Cesar...


Una Noche de estas, conversando a susurros antes de dormir.

-Tengo mucho miedo mi amor.
-¿Por qué?
-Porque siempre evito perder el control.
-¿A qué te refieres?
-No dejo que se me escape el corazón, pero ya se me escapó.

Callaste...

-Perdóname.

Silencio, tus dedos se colaron entre los míos, pero seguías callada.

-¿Y es que no debo amarte así?

Silencio, seguías inmóvil a mi lado.

-¿Es que el silencio quiere decir que no lo acepto?
-Es que...

Silencio, busqué tus labios con mis dedos, como queriendo comprobar que estaban inmóviles. ¡Exacto!, rezaban algo, algo que no podía descifrar.

-¿Qué dices?

Silencio.

-Eres tan complicada amor, ¿por qué no dices que me amas?
-¿Y si no te amo?

Esta vez el silencio era mío.

-¿No callarías tú si yo te dijera lo mismo y no me amaras como yo espero?
-No lo sé.

Silencio, mi corazón al borde del llanto.

Te acercaste a mi boca lentamente, yo temblaba de temor, ¿y si tus labios estaban amargos? "Cruel, destino cruel", me decía a mí mismo.

Tus labios blandos golpeaban los míos con vehemencia indómita. Te besé en silencio, aún con el corazón perdido en la confusión. ¡Dulces, tus labios estaban dulces!

-Te amo, te amo más que a mi vida, más que a mi vida y mucho más que eso.
-Te amo-tu pequeña, pero poderosa respuesta-.

Esa noche dormimos abrazados, con los labios unidos en un beso nocturno y mágico. Y la misma noche nos envidiaba y maldecía el destino cruel de no poder amar como nosotros nos amamos.

1 comentarios:

MacaHot dijo...

aquellos tiempos en que te colmaba mi amor sincero...
aquellos tiempos en que sonreir era un hábito y tu atención mi adicción...
aquellos tiempos en que el decir "te amo" era una manía y el amarte mi tesoro...

aquellos tiempos se esfumaron y no volverán...



te quiero como sólo a tí se te puede querer.