Amor


Silencio, silencio grato y desnudo, un par de risas en medio de un mar de alegrías. Día voluptuoso, colmado de sensaciones y visiones enamoradas. Leve llovizna, de esa que baña dulcemente el rostro, que besa los labios de quien se dedique a amarla. ¡Néctar!, ¡amor irrepetible!...¡mi néctar irrepetible! Has trascendido los valles lluviosos para golpearme amante y despojada de materialidad. Viva, gloriosa ninfa enamorada, ¿qué poeta canta tu figura crepuscular y tus labios de fruto maduro?

Amor imperioso y navegante, duermes a mi lado con aire delicioso, con el rostro inexpresivo de la bajamar. Te amo, como ama el amanecer a la gloria del alumbramiento estelar.

Viñedos carnosos, uvas de néctar embriagante, vida, éxtasis seductor, ¡oh, dulce amalgama!, ¿qué Dios perfeccionista trazó tus gestos inocentes y virtuosos?

(Susurro)

Silencio, el océano ha callado al oir tu respiración de mieles vaporosas...bésame dulce brisa de otoño, bésame y no me dejes jamás, porque luego de huir de la vida la he encontrado a tu lado, en tu presencia poderosa y dulce a la vez. Bésame, el mar ha callado al oir el latir de nuestros corazones unísonos y desterrados. Bésame, mujer conjugada y entera, bésame vestida de ternura y soledad.

Toma mi mano vida mía, ven a caminar conmigo por los vastos campos de nuestro reino secular y violento.

Dulce mía, ¿oyes mi corazón?

Sabes lo que siento...

Felipe.