Realmente de Vuelta


No sé dónde puedo poner ésto, en un diario a mi primer amor o en una carta a mi mujercita de miel, el blog puede ser una buena opción. O quizás debe quedarse aquí, en este pequeño cuaderno donde nació alguna vez mi poesía. Este no es un día especial, quizás deba llamarlo el día más especial de mi vida. Concluir no es razón para tildar algo como particular. Mi poesía es una prostituta que conquista mujeres para mí, luego se queda con sus maridos para extorsionar las conciencias de ambos infieles. Mientras, nosotros, amantes no carnales, regresamos al vacío de la soledad.

No me parece grave, duermo con una prostituta y con infieles, de vez en cuando con un par de paradigmáticas lesbianas, para las que soy un juguete inexperto que al sobrepasar el límite de sus pudores alcanza una exitante ambigüedad.

Llámeme pecador el cielo, pero de ser cierta su leyenda, hay muchas cosas que nuestro señor no conoce. Si de algo estoy seguro es que lo más cercano al paraíso es una mujer desnuda. ¿Por qué tanto egoísmo señor?, ¿por qué no puede vuestro hijo reconocer el terreno de su futuro hogar?

No tengo cigarros siquiera. Quisiera fumar desnudo, como estoy, como evocando una imagen clásica de la que jamás he sido modelo partícipe.

Un día muy poco especial, un día como los de ayer. Parece ser que mi vehemencia al momento de lo inocente lleva a las inseguras a creer que mi impaciencia es tan vil como para tranzar caricias por carnalidad. Que podría yo azuzar la conciencia de aquellas frases que nacen en el límite del descontrol. ¿Qué imagen crea mi bullada ternura en el amor?, ¿no es compatible mi mirada triste con la curiosidad de mis dedos?

Vamos ya, no es un día especial. La quiero conmigo, mi mujercita de miel, mi tierna suavidad. Femenina extasiante, tan mía y tan volátil a la vez, tan delicada entre mis abrazos, tan tenue y poderosa que no basta mi retórica para describir su gesto ante una caricia. Me ama, pero no me necesita, yo la necesito, pero no la amo. ¿O acaso es que la amo y no puedo aceptar un rechazo más en mi accidentada experiencia amorosa?

¡Sí!, es eso. Ella debería ser mía, así lo indica el natural cauce del amor y las pasiones. Pero ella no se rige por la lógica, sino por la perfección de la amalgama que significa.

Una conclusión más en un día poco especial, sí, es ella una desilución más. De esas dolorosas, no por amor sino por pasión, porque en medio de las caricias evocan paraísos, ¿en qué falla mi reconocida ternura?, ¿en ser?, ¿o es que acaso mi inocencia me hace proclive al engaño?

Lo odioso de la vida es que todo es posible, incluso aquello que escapa de mi profundamente analítica manera de observar mi vida. Pierdes la seguridad, ¿cómo saber si pertenezco a la familia que tengo?, ¿cómo saber si el chocolate bitter es el mismo choclate de leche sólo que con menos azúcar y no se trata de diferentes variedades de cacao? En este mundo de engaños no existe la verdad y yo, su paladín inconsecuente, soy el único villano entre todos estos villanos que nota los vicios de la realidad irrefutable.

No es un día especial, de eso no hay duda, quizás es teóricamente determinante o conclusivo, pero si de algo estoy seguro es que no es un día especial.

Si tan sólo estuviese ella conmigo, evitando conclusiones y conjeturas, y las crudas conversiones que abundan en medio de la soledad y que hacen de lo que antes fue una galaxia un irracional cúmulo de artificios.

¿Es tan cara su dulce ternura?, ¿no bastan mis labios, mis dedos, mi existencia derrotada a sus pìes? ¿No es acaso lógico? Ingenuo pretensioso, no puede su piel amar a la mía. Es el paradigma y la locución, el tópico que regresa hiperrealista a tomar un sitio en una vida desdichada. Dulce mujercita de miel, ¿no es mi destino ser uno con tu aliento?, ¿hasta cuándo la vida me permite la lujuria y me niega el amor?

Es mi destino preguntar hasta el cansancio y morir sin respuesta. El destino, otra musa, otra mentira.

Ella es real, no es una musa, o es que acaso lo es, pero no como las demás. Quizás a partir de ella no sería alocado redefinir mi concepto de musa, sería ella la única. ¡Ay de mí!, que vida tan cruel, me abrazó y me condenó a una existencia de insoportable frialdad.

¿Es que nadie me ha querido asi o es que ahora huelo sinceridad?

Debo dejar de ser víctima y victimario, bastará sólo lo segundo, lo demás es para los demás, para todos aquellos que sufrirán el castigo. Siempre quise ser una superestrella, ya tengo el algoritmo, sólo hace falta el coraje y la sangre fría.

Saber que el amor no existe, no obstante sentirlo en el pecho parece una locura, lo uno anula a lo otro, inexplicable, es la razón o el instinto, mas la razón es capaz de explicar al instinto, pero el instinto no a la razón. ¿O es que acaso el instinto evolutivo es padre de su peor enemigo? Entonces Dios existe. Sería mucha la coincidencia de que todo en la existencia tuviera esa lógica.

¿Ejemplos?, el instinto creó la razón, Dios eyaculó orgulloso a sus hijos, los hombres, el capitalismo creó al proletario y a la revolución, Agripina parió a Nerón. ¡No existe en el hombre la gratitud, sólo la idea de una codicia ilimitada, de avanzar aplastando ya sea al hermano o al oligarca.

Dios me confunde aún, ¿qué es primero, el huevo o la gallina?, ¿Dios o el hombre? No puedo negar, aún siendo las experiencias de otros, la existencia de la magia. ¿Pero pertenece a lo humano o lo divino?

Una vida sin respuestas, en tan pocas líneas tantas preguntas. Tan sólo pensar en cuántas habrán aparecido en toda mi vida me prevoca escalofríos.

Un ateo declarado que luego de años de convicción comienza a cuestionarse lo que para sus congéneres ideológicos es lo más absurdo. Marxista prototeólogo de la liberación, neoposiivista incompleto, prospecto de la indefinición.

Seamos justos, verdaderos, sensatos. No es mi destino lograr, sólo dar pasos iniciales y caer derrotado frente a mi inconmensurable falta de constancia.

En lo único que he sido constante es en mi obstinación por convertirme en un escritor, de esos un tanto locos y muy reconocidos. Aparte de mi impresión de que se acerca violenta mi muerte y de que debo apresurarme en dejar una nutrida descendencia que herede mis problemas, no hay algo que desee más que la gloria del poeta.

Quizás deba arrendar un útero, comprar un óvulo, el de una verdadera nodriza, maravilla de la genética. Una digna descendencia para el emperador del más grande reino jamás visto. No es que desmerezca la calidad de mis conquistas, pero ¿quién querría entregar a la suerte de mi sangre a su hijo?

¿Lo harías tú amor?

Saludos para LA RAZA, que celebra la llegada de un nuevo integrante, directamente desde Finlandia, descendiente de alemanes Lelec. No crean que me he olvidado de Alex, Vix, Yupi, Mono y Waka.

Saludos para Laurita, Kari, Pauli y mi Negra desaparecida...Angelito, mucha fuerza, te quiero mucho...

Familia, Mamá, Wely, Tía Anita, Cadáver, muchas gracias por todo...

¡Ah!, hermanita, dale mi blog a la Sole (saludos y un abrazo para ti también) y al Fabián que debe andar con la caña.

Mi mujercita de miel, mi amor...TE AMO...millones de besos. ¡Ah!, cualquier comentario frío se debe a que este texto nació en tiempos de tu ausencia.